Déjame que te cuente una historia. Es la historia de un hombre que tenía una ilusión. Pero la vida le jugó una mala pasada y con todo, él supo levantarse. Sin embargo, más tarde, volvió a tropezar y de este nuevo golpe supo aprender algo nuevo.
Fue creciendo y aceptando tal cual era su nueva condición. Mantuvo fielmente sus ideales pagando el precio correspondiente… Pobreza, acosos, incomprensiones…Todo fue asimilado. El mundo cruel y sañudo le sonreía hipócritamente. La vida seguía su curso inapelable.
No aparecieron cambios en su humana condición, pues, fiel a sus principios y a la hospitalidad de aquellos que le dieron el ser le mantenían y revivían su espíritu indomable.
El, ansiaba aún más. Cada jornada se habría nuevos horizontes por los que navegar.Y adentrándose en el bosque preñado de peligros, lo surco de norte a sur y de este a oeste… Anduvo y anduvo serpenteando caminos sin destinos perceptibles. Eran largos y tras complicadas penurias logro alcanzar la meta.
El precio fue magno, las despedidas cuantiosas. El placer de lo conocido y las vivencias obtenidas le hicieron feliz en los momentos de soledad…
Y lejos del hogar, en lontananza de sus afectos recordaba los versos del poeta:
- Caminante, no hay camino
- Se hace camino al andar.
- Golpe a golpe, verso a verso…
El, quedo esperanzado…
Carlos Flores Muñoz

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