miércoles, 31 de enero de 2018

Cualquier día



Un buen día, andaba Marcelo por la calle en busca de emociones. Marcelo es un tipo exigente. Viste las mejores ropas, traje y corbata, ya sabéis, un tipo decente. Come en los mejores garitos y bebe en los bares más exitosos. Su vida no es perfecta, es humano y tiene problemas. Salió de casa un día cualquiera y se encontró con su colega. Aburridos, entraron en el bar, entre birras pasaron las horas y llego la habitual borrachera. Cantaron y disfrutaron hasta altas horas. Agotado llego a casa y comenzaron los problemas. Por algún motivo ser o no era la cuestión y me permití un buen atracón. Dormí. Como si no hubiese mañana. Desperté entre bostezos y saqué de nuevo mi faceta elegante. Llegue al curro y mi jefe me miro con mala cara. Raudo tome mi lugar habitual. Laura me lanzo una de sus miradas. Tendrá que esperar con semejante malestar. Esto no avanza, una nueva putada.
- ¿Sera la mala suerte mi aliada? 
Intentar auto engañarme no soluciona nada. Quedarse en casa es una opción, poco gastada. Habituado a disfrutar del momento, a veces cuesta mitigar ese sentimiento. Dos cafés después, todo sigue igual. Demasiado trabajo, poco tiempo y mal cuerpo. Concluye la jornada y salgo a la calle. Un tipo tropieza conmigo. Algo no le cuadra, busca problemas. Paso de él y sigo caminando. Ruido de pasos tras de mí. Una voz llamando. Entro a mi coche, salgo escopetado sin mirar a ningún lado. El sonido de un claxón.
Oscuridad.
Carlos Flores Muñoz

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