Conté la recaudación del día, Bastante mejor de lo esperado. Una sonrisa se esbozó en mi cara mientras guardaba el dinero antes de que mi madre llegase. Demasiado aficionada a curiosear mis ingresos preferí mantenerlos en el anonimato. Introduje la clave en el panel de control, la alarma emitió unos pitidos antes de activarse. Comprobé que la puerta de la caja fuerte está cerrada antes de marcharme, no sin coger antes de efectivo. La noche seria larga y tenía algunos planes en mente.
Apague el ordenador y el alumbrado de la tienda. La luz del móvil me mostro el camino hacia la puerta. Baje la verja del local antes de irme. El sol había caído y una espléndida noche se disponía ante mí. El bar de la plaza aún seguía abierto. Me dirigí hacia allí. Hoy estaba perezoso para nuevas experiencias, algo de rutina no me hará ningún daño en el cuerpo. Recorrí el corto camino que me separaba de él. El viento nocturno me desperezo animándome con su frescor.
Diez minutos más tarde me encontré pidiendo un café en la barra del bar. La camarera, Sonia, una chica amable se aproximó a mí. Vestía vaqueros y una camiseta blanca. Sin ser demasiado guapa, tenía buena figura. Sus tetas, a pesar de ser artificiales no tenían ningún desperdicio.
Me lo sirvió como a mí me gustaba, doble ración de azucarillos. Eran esos pequeños detalles los que diferenciaban unos bares de otros. Me senté en un banco de la barra. Derrame el azúcar en la taza y lo agite con la cucharilla. La chica seguía atenta a la entrada de nuevos clientes, alternándolo con escapadas al reservado. Mire hacia el fondo del bar. La máquina tragaperras capto mi atención. Cogí el plato con la taza de café y lo trasladé a una mesa adyacente. Tome un sorbo. Mi lengua se abraso al contacto del líquido. Aún estaba demasiado caliente para mi gusto. Retorne la taza a la mesa.
Mientras aguardaba, extraje unas monedas de mi bolsillo, me aproximé a la máquina tragaperras tomando asiento y las introduje por la ranura. La rueda giro mientras las frutas se detenían. La fortuna no me acompaño. Mi momento de suerte todavía no había llegado, más la película acaba de comenzar. Introduje una nueva moneda y tente a la suerte.
Carlos Flores Muñoz

No hay comentarios:
Publicar un comentario