jueves, 26 de julio de 2018

Cualquier noche



Mi mano emergió de la tierra, apartándola mientras me incorporaba. Mis ojos desorientados vuelven a ver la luz después de algunos días bajo tierra. Mis recuerdos se aglutinan dentro de mi cabeza sin llegar a concretarse. Todo es una nube, hace varios días algo cambio mi vida para siempre y no logro recordarlo. Camino por las calles, habituándome a mi nueva condición. Amanece y el contacto con la luz del sol me lastima. Procuro evitarlo escondiéndome entre las sombras. Aletargado y hambriento me introduzco en una obra vacía, durmiendo hasta que anochece. La sed constante me despierta, es una sensación constante que no cesara hasta que me alimente con la sangre de los vivos.
Todo comenzó aquella noche. Mis recuerdos regresan aportándome algo de luz.  Salí de casa dispuesto a divertirme. Es sábado, la noche es joven y los bares permanecerán abiertos hasta tarde. Recorrí las calles con algunos colegas, emborrachando las penas. Entramos en un bar, un garito nuevo. La música nos agradó y decidimos quedarnos, Heavy metal y cerveza. Una oferta que no estábamos dispuestos a rechazar. Tomamos asiento y pedimos una ronda.
La camarera, una chica pelirroja, de carácter agradable y algo pálida nos la sirvió. Comenzamos a charlar y los minutos se transformaron en horas. La cogorza que agarramos fue de dimensiones considerables. Sin pretenderlo, salió el sol y ella nos obligó a marcharnos. La invite a venir a casa, después del cierre, rechazo mi oferta guiñándome el ojo.
- Otra noche guapo. Estoy muy cansada. 
Mi vida continua, aburrido de clases y trabajo, regresé al bar en cuanto tuve un rato libre. Ella atendía las mesas ocupada con sus labores y no me hizo ni caso. Tome asiento y espere mi turno. Ella me reconoció instantáneamente y se aproximó a mi mesa nada más verme. Su mano se posó sobre mi hombro, susurrando unas palabras en mis oídos. Necio de mí, dejé las copas y me dirigí a la parte trasera del bar siguiendo sus indicaciones. Ese fue el primero de mis errores. Ella me esperaba allí. Seductora como ninguna dispuesta a llevarse lo mejor de mí.
Abrazo mi cuerpo frotándolo con sus manos, calentándome y poniéndomela muy dura. Poco después ella descendió y me bajo los pantalones sacándome la polla y observándola con ganas. Comenzó a chupármela, sus labios subían y bajaban mientras se la tragaba entera, tan caliente estaba que me deje llevar por el momento, cerré los ojos y eyacule en su cara. Ella se rio mientras su rostro cambiaba mostrándome sus afilados colmillos. Con restos de semen en su rostro, se movió a velocidad sobrehumana, colocándose tras de mí, dispuesta a clavármelos. Inmediatamente sentí dos punzadas en mi cuello, frías y dolorosas. Abrí los ojos para verla aferrarse a mi cuerpo, impidiéndome moverme, mientras se alimentaba con mi sangre. Quien me diría que algún día conocería a una vampiresa. Perdí las fuerzas inevitablemente, poco después sentí un líquido gotear sobre mis labios e introducirse en mi boca, su sabor salado no me agrado. Todo se desvaneció minutos después.
Así comenzó todo, ahora lo recuerdo. Soy un vampiro. Una criatura de la noche. Mi creadora me abandono y estoy dispuesto a encontrarla. Necesito respuestas. Esta sed constante no termina. Por más sangre que bebo, siempre regresa. La vida eterna no es tan bella como la relatan. Mis colmillos y mi tez pálida delatan en lo que me transformo, una bestia carente de vida, que camina por las noches buscando la sangre de los vivos. 
Nunca podre perdonarle que me arrebatase mi humanidad, o gran parte de ello. Dentro de mí, cada día que pasa la lucha prosigue. La bestia vampírica que reside en mí, intenta dominar a mi parte humana. Intento imponer un criterio a mi modus operandi. Seleccionar de algún modo quien merece mi castigo. Nadie lo merece, más las ratas que encuentro no logran saciar mi sed y alimentarme con sangre humana no es una de mis prioridades. La batalla ha comenzado y ni yo mismo se cuándo finalizara.
- ¿Tal vez las leyendas sobre beber sangre de una virgen sean ciertas?
- ¿Tal vez la sangre de un antiguo será la solución?
- ¿Tal vez la sangre de un lupino logre saciarme?
- ¿Tal vez mi futuro es incierto?
Y pasan las noches, y mi búsqueda continua, nada cambia en esta lucha eterna, en un mundo de tinieblas donde nunca nada será lo mismo.


Carlos Flores Muñoz.

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